-No creo que pueda ir, salimos de viaje- comentó Alonso con la primera sonrisa del día que asomaba a sus labios.
-¿De viaje?
-Bueno, nos hemos juntado un grupo para ir a Valencia. Dicen que es bonito.
Realmente, él ignoraba si esa ciudad podía ser bonita o fea, extensa o breve, de grandes alturas o tejados visibles desde las calles. No lo sabía y no le importaba, incapaz de imaginar nada que no fuese esa interminable franja de cielo azul confundiendose con el agua del Mediterráneo, sesgado por el blanco de las nubes pasajeras y de la espuma del mar.